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antonio fernández molina

Testimonios y homenajes

Ignacio de la Fuente (8 años) escribe sobre su abuelo A. F. Molina

Ignacio de la Fuente (8 años) escribe sobre su abuelo A. F. Molina

Mi abuelo era muy bueno cuando venía de Logroño casi siempre me regalaba un jamón y lo mejor es que cuando nos portábamos mal no dejaba que nos pegasen. Como yo vivía en Logroño no veníamos mucho. Pero siempre que venía me lo pasaba bien. Una vez estaba en la cocina la abuela estaba haciendo la comida se le cayó un huevo y se lo comió. En la comunión de mi hermana fuimos a un restaurante que se llamaba Iruña. Le gustó tanto que en su último aniversario fue a ese restaurante. El abuelo pidió un chuletón qu estaba poco hecho y le dieron una sartén muy caliente y pagó con un billete de 800 €. Alguna vez me daba pinturas y dibujos. Me acuerdo de una exposición en Alagón que mi primo Jaime y yo cogimos comida de un aperitivo y le dimos un poco de comida y luigo fuimos a comer a un restaurante y luego nos fuimos a un parque al lado había unas obras y un obrero cuando aparcaba su coche le decía: "Si luego tiene algo roto yo no se nada", y mi primo y y nos reíamos.

Fin

© Ignacio de la Fuente

[Ignacio de la Fuente escribió esta redacción sobre su abuelo]

Ángel Olgoso (Texto inédito sobre Antonio Fernández Molina)

Ángel Olgoso (Texto inédito sobre Antonio Fernández Molina)

Aunque me limito a escribir y no tengo teorías ni conjuntos de opiniones sobre la literatura, creo sinceramente que las obras de A. F. Molina, como en su día las de Poe, Kafka o Borges, inutilizan, arrasan, pulverizan millares de anaqueles que continen todas las páginas pomposas, solemnes, convencionales y rutinarias de sus contemporáneos. Sólo la condición marginal de este creador, provocada por la ceguera de críticos, voceros y lectores, ha impedido que lo anterior sea algo comúnmente aceptado. Artista proteico, arúspice socarrón y nihilista, iconoclasta y sorprendente. A F. Molina no guarda compostura, escribe sobre el reverso de papeles ya usados, dibuja tendido en la cama o encima del manillar de una bicicleta, lleva al lector en volandas, tiene el don de la ubicuidad pese a que las setas que han crecido a su alrededor no le dejan andar, es un fecundadísimo árbol del que cuelgan relatos, novelas, poemas, pinturas, dibujos, ensayos, críticas de arte, traducciones, antologías y revistas. Sus piezas literarias se ramifican hasta confundir las fronteras entre géneros, fortalecidas además por la nutritiva savia de las vanguardias: el postismo, el absurdo, el expresionismo, lo onírico, el surrealismo, el humor, lo naïf, el irracionalismo.

Cuando en los años setenta leí por primera vez algunos textos suyos (y los de otros grandes olvidados, Ferer Lerín y Manuel Pacheco), supe que me había inoculado para siempre su insobornable fervor imaginativo, su deseo de subversión de la realidad, y deseé con cierto ímpetu que sus pasos me llevaran en la dirección correcta, esa que aleja de la mercadería pedestre y de la prosa embalsamada. Compartir el espacio de este libro con a. F. Molina es un honor bastante impresionante que acepto gustoso, pues no existe mejor compañía que la inventiva y la originalidad verdaderas.

Ángel Olgoso

© Ángel Olgoso


[La familia de Molina-Echeverría nos traslada con generosidad el siguiente texto de Ángel Olgoso: «Este texto que te mando está inédito. Lo tenía preparado Angel como introducción para el libro Bicéfalo, un libro compuesto por textos suyos y de mi padre, y que por fin la editorial Granada Literaria, dejó en galeras».]

[En la imagen superior Angel Olgoso le impone a Ester Fernández Echeverría la medalla insigne del Colegio de Patafísica de Granada. Colegio que, a su vez, cada año hace entrega del Premio Antonio Fernández Molina al espíritu patafísico]

In memoriam de Antonio Fernández Molina por Fernando Arrabal

In memoriam de Antonio Fernández Molina por Fernando Arrabal

"Con mi pañuelo ensangrentado de semen"

( In memoriam de Antonio Fernández Molina, I)


Con mi pañuelo ensangrentado de semen

te digo "hasta la vista poeta".

Los floreros se imperturbabilizan

con crisantemos lacustres

y solos de trompetas.

Los cernícalos del pesebre

–esos duces de los excrementos–

no verterán lágrimas por ti.

¡O no!

Sino jarabe de palo

tallado sin líbido.


Con mi pañuelo ensangrentado de semen

te digo "hasta la vista poeta"

lejos de los bueyes de la incultura

y del ropero patrio

y del rancio orín

y de las acémilas tuertas

y de la quincallería menstrual

y de sus premios de caca

y de sus astracanadas de cocos

y de sus secos labios

y de sus mármoles de perifollos.

Con mi pañuelo ensangrentado de semen

te digo "hasta la vista poeta"

con las cortinas echadas

en el hueco de la ubicuidad.

Frente a esa banda de chupacuotas

de la inmundicia amarga

como la cáscara de la envidia.

Oigo al galope

el olor familiar de sus imposturas

y de sus galardones para charlotada.

La gloria te bendice

y tu genio da martillazos en el corazón.


Con mi pañuelo ensangrentado de semen

te digo "hasta la vista poeta".

Pronto serás planeta y firmamento

hombre de oro y de hierba.

No conduzcas demasiado deprisa en la eternidad.

Pero pon los pies en polvorosa.

Has abandonado los péndulos verdes.

Y asustado a todas las censoras.

Mereciste una docena de Cervantes.

Sin contar con los Nobel

aplastando los abrojos.


Con mi pañuelo ensangrentado de semen

te digo "hasta la vista poeta".

Cada uno de tus poemas

de tu genio de luna llena

se oriflama de viajes subterráneos.

Pero no te llegó el incienso a toneladas

ni los besos negros en la entrepierna.

Tus ninguneadores se consumen

entre las patas de los gallos.


Con mi pañuelo ensangrentado de semen

te digo "hasta la vista poeta"

y te beso tántricamente como el arcoiris.

Piedad para mis deseos bestiales

y mis inclinaciones mostruosas.


Con mi pañuelo ensangrentado de semen

te digo "hasta la vista poeta".

Ya te echo de menos sin pararrayos.

Dear flor obscura,

Emperatriz de la corona boreal.

Genio incandescente.

Beso los sarmiento de tus vides

con mi pañuelo ensangrentado de semen.

"Hasta la vista poeta".


"Mientras me emborracho entre gruñidos"

(In memoriam de Antonio Fernández Molina, II)

 


Ayer fue el día de combatir con el sable de abordaje

para que tu genio, Antonio Fernández Molina,

fuera al fin honrado como se merece.

Dentro y fuera

de ese corral de mierda

ese ruedo de bueyes celosos

esas charlotadas de cagatintas

en que te tocó desvestir a tizones.


Hoy es el día de vivir contigo ¿muerto?

como un privilegio

con la devoción de los saxofones

y de los orgasmos fractales.

Y jubilosamente

aunque tu eclipse me arrebate.



Ayer te esperamos en Gernika

con la Liga de Poetas, los mutantes del teatro y los leteos de León

no sabíamos que estabas resucitando

indiferente a los mulos envidiosos

y a los caparrebeldes.

Te estabas coronando con los valores de la Poesía

por los siglos de los siglos.

Y ya fuera

del corral de mierda,

del ruedo de los bueyes celosos

y de las charlotadas de los cagatintas

en que te tocó desvestir a tizones.


Tanto te quise y te quiero

que tu gloria me reconfortará siempre

con los pavos reales

estremecidos en bruto.

¡O Molina de Maldoror!

Que te sean rendida en felicidad eterna

todo lo que me diste de genio.

Envíame noticias pronto,

príncipe de los juncos.

Y ya fuera

del corral de mierda,

del ruedo de los bueyes celosos

y de las charlotadas de los cagatintas

en que te tocó desvestir a tizones.


Escríbeme semidesnudo

desde el firmamento de dragones

lanza en ristre

y culo al aire.

Ponle pinzas a tus calzoncillos en el paraíso

Y que tu polichinela me bese a tumba abierta.

Y ya fuera

del corral de mierda,

del ruedo de los bueyes celosos

y de las charlotadas de los cagatintas

en que te tocó desvestir a tizones.


Beso tu pastel negro

mientras me emborracho entre gruñidos.

 

Fernando Arrabal

© de los textos Fernando Arrabal

[Al día siguiente de la muerte de Antonio Fernández Molina Heraldo de Aragón reprodujo ambos poemas que Arrabal escribió al tener noticia de la muerte de su amigo. Posteriormente los textos se han reproducido en infinidad de revistas, en el catálogo de la exposición-homenaje a A.F. Molina El poeta multiplicado y en la página de Fernando Arrabal]

 

[En la fotografía superior Antonio Fernández Molina y Fernando Arrabal. © de la fotografía Libros del Innombrable]

Dos textos de Ángela Ibáñez en homenaje a Antonio Fernández Molina

Dos textos de Ángela Ibáñez en homenaje a Antonio Fernández Molina

[Tras el fallecimiento de Antonio Fernández Molina se organizó la exposición homenaje: El poeta multiplicado en el Edificio Paraninfo. Con tal motivo la amiga del poeta, la escritora, fotógrafa y artista plástica Ángela Ibáñez publicó en la página http://artezgz.blogspot.com/ las siguientes aproximaciones a su obra y figura.]

 

Exposición Homenaje a ANTONIO FERNÁNDEZ MOLINA
(Alcazar de S. Juan 1927 - Zaragoza 2005)
Edificio Paraninfo. Universidad de Zaragoza.
Inauguración: 14 de Diciembre 2005
Organizan:
Gobierno de Aragón, Universidad y Ayuntamiento de Zaragoza



LA PUNTA DEL ICEBERG

Mi encuentro con Antonio Fernández Molina fue borrascoso, llovía aquella tarde del 87, y el gris del cielo competía con mi exposición, ¨ Frecuencia gris ¨. Algo de todo aquello debió de incomodarle y , entre símbolos del Zen que salían de las carpetas y un paraguas roto, descubrí el solo de trompeta que ejecutaba, con precisión y sin necesidad de excusa, aquel hombre de aspecto bohemio, un poco gruñón y peleón, con ojos inquisitivos y corazón tierno. Seguí la pista de sus pasos, por entre los renglones de las páginas de su vida, entre las manchas de alegría y dolor que coloreaban las telas de sus sueños. Y hallé un creador sin miedo y un hombre sin límites, salvo los de la propia humanidad que le desbordaba; y que, cauto, intentaba mantener a buen recaudo para que no le traicionara demasiado a menudo. Como la punta del iceberg, que emerge del agua en una pequeña realidad de lo que esconde, así este pequeño homenaje para este gran hombre que está entre nosotros y que nos honra con su presencia y amistad. Sea este un pequeño acercamiento bibliográfico a su obra, extensa y variada, que se ampliará próximamente, y que espero pueda dar lugar a estudios posteriores más profundos y cualificados; que hagan merecida justicia a su quehacer literario y plástico, de manera conjunta con todas sus facetas creativas.

© Ángela Ibáñez
( 1 de Marzo 1993)
(Homenaje y primera aproximación bibliográfica a su obra)
(2 al 15 de Marzo 1993 . Biblioteca de Aragón)


PEDRUSCO DE PAN

Antonio, figura blanca, piedra lluvia en la palabra. Pedrusco de cacho de pan, hiere como un pedazo de hogaza, duro y seco, toda escondida la miga tierna. Ojo agudo por el que se enhebra a la mente, el pensamiento lúcido y rápido, que pespuntea y repasa el ingenuo dando punto de realce al espacio que decora; en colores planos para toda la perspectiva humana. Sabor agridulce que matiza y regala en cada una, y en todas sus historias, las que vive y las que fábula, creando un laberinto cósmico y original que enreda al lector en su propio ser. A través de sus múltiples pasillos se puede llegar a vislumbrar, bien por la escritura, críptica a veces, de las paredes, bien por, los símbolos y emblemas que decoran sus recorridos vitales; o por el rastro, madeja y huella de color de Ariadna, los variados y esquivos destellos del Minotauro. Saber y señor de los espacios y el tiempo mediterráneo. Ora sombra, ora sol, de lo dicho y de lo callado, pero definido en ese silencio medido, delimitado en su sentido concreto y exacto. Gnosos y el descubrimiento de la dualidad, de la magnífica pluralidad humana de la creación sin límites, salvo en la propia necesidad de surgir y comunicar, de saber y ser. La propia exigencia de vivir de sí mismo, devorándose y renaciendo de su propia inmolación, de su trabajada destrucción. Una obra siempre renovada y siempre inconclusa por mutable y consecuentemente viva con él mismo y no siempre aceptada por el entorno, lo que le eleva y le mantiene en una realidad atemporal que lo potencia y lo salva redimiéndole de la caducidad de lo efímero y transitorio. Escapando de la mediocridad de lo imperante, que lo quiere anular absorbiéndolo, hacia un horizonte más amplio y universal, más atemporal. Manteniendo las coordenadas personales de un caos existencial que le hacen seguir rutas poco transitadas, por áridas y peligrosas, para la mayoría. La senda del solitario que sigue sus propias huellas, abriendo siempre el camino, desbrozando las hierbas del sendero hasta la propia muerte. Muerte, que es sólo un accidente más de la creación, que avanza y se reconstruye en todas las posibilidades de sí mismo. El hoy, el ayer, las frases que se superpusieron, las preguntas que nacerán sin respuesta, las palomas que no volarán, la mano que seguirá floreciendo en cada verso, seco, o en cada palabra de lluvia. Los ojos que darán brillo al azul de aquel amanecer, o que llenan de dorado atardecer cualquier bicicleta infantil de los deseos, para jugar un poco más en esta historia que nunca se acaba pues siempre se la inventa alguien. Por ejemplo tú, Antonio y eso nos hace felices. Pues es un privilegio disfrutar del vivir, y máxime el disfrutarlo contigo.

© Ángela Ibáñez
Zaragoza Marzo 1998


[Si alguien desea leer estos textos en su contexto original puede hacerlo en el siguiente enlace: http://artezgz.blogspot.com/2005/12/antonio-fernndez-molina-el-poeta.html ].

[En la imagen superior tarjeta de invitación a la muestra El poeta multiplicado]