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AF Molina en el Castillo de Torija

Clara Sánchez se encuentra hoy con sus lectores y paisanos... y con Barreda Imprimir E-Mail
Escrito por Redaccion   
viernes, 09 de abril de 2010

GUADALAJARA, 09-04-10

La escritora de Guadalajara Clara Sánchez, descendiente de Galápagos y última ganadora del Premio Nadal, participa este viernes en un encuentro literario con lectores que se celebrará en el Castillo de Torija. Se trata del primero de los actos del programa que Diputación ha preparado para conmemorar el Día del Libro. Sánchez charlará con miembros de dos grupos de lectura de la provincia, uno de la capital y otro de Galápagos... además de con el presidente regional, José María Barreda, que ha confirmado su presencia en el acto cultural, en una nueva visita a la provincia.

El libro de Sánchez con el que ha obtenido el Nadal, "Lo que esconde tu nombre", será el eje del encuentro literario; una iniciativa que se repetirá el próximo viernes 16, en Sacedón, con otra escritora de orígenes alcarreños, Teresa Viejo.

El acto central de este programa de DIputación se celebrará el 23 de abril, Día del Libro, con la celebración, en el marco del cincuentenario del Festival Medieval de Hita, de una lectura del “Libro del Buen Amor”, del Arcipreste de Hita.

 

PROGRAMA

  • Viernes, 9 de abril: Encuentro con la escritora Clara Sánchez. Dos Clubes de lectura, uno de Guadalajara y otro de Galápagos, charlarán con la reciente ganadora del premio Nadal sobre su última obra: “Lo que esconde tu nombre”. Lugar: Castillo de Torija. Hora: 18:00
  • Viernes, 16 de abril: Encuentro con Teresa Viejo. Los Clubes de lectura de Sacedón y de Albalate de Zorita charlarán con la escritora sobre su primera novela “La memoria del agua”, obra ambientada en el Balneario de La Isabela. Lugar: Sacedón. Hora: 18:00
  • Viernes, 23 de abril: Lectura del Libro de Buen Amor. Este año, que se cumple el cincuentenario del Festival Medieval de Hita, se celebrará el día  del Libro con la lectura del clásico de nuestra literatura medieval en la localidad de Hita a la que sumarán diferentes personalidades del mundo de la cultura, grupos de teatro que harán una lectura escenificada y cantantes que interpretarán algunos poemas. No obstante, se realiza una convocatoria pública para que todo aquel que quiera participar que se apunte bien a través de la Biblioteca de Hita y de la página www.festivalmedievaldehita.es o bien a través de la Biblioteca de Investigadores de la Diputación (teléfono 949 887576 y correo electrónico b.investigadores@dguadalajara.es Esta dirección de correo electrónico está protegida contra los robots de spam, necesita tener Javascript activado para poder verla ). Lugar: Hita  (“Ruinas de San Pedro”). Hora: 18:00 a 21:00
  • Martes 27 de abril: Presentación de “A. F. Molina, un poeta incómodo” Documental sobre el escritor y pintor Antonio Fernández Molina, en el que han participado diversos escritores de Guadalajara junto con otros especialistas en la vida y la obra del artista.
  • Viernes 14 de mayo: Presentación de “El esplendor”. Novela ganadora del Premio Provincia de Guadalajara de Narrativa 2008. Se espera contar con la presencia de su autor, Álvaro Otero, que charlará con varios clubes de lectura de la provincia

Trailer "A.F. Molina un poeta incómodo"

Trailer del documental de  Ester Fernández y Luis Vidal: A. F. Molina un poeta incómodo.

Estreno: “AFMolina un poeta incómodo”

Estreno: “AFMolina un poeta incómodo”

Este domingo, día 21 de Marzo, estreno en Alagón el documental

 “AFMolina un poeta incómodo”.

A.F. Molina, era mi padre. Creo que no hecho nada de extraordinario dedicando una parte de mi tiempo a este proyecto que no tiene otra ambición que la de cuidar su memoria; él me dio muchas cosas, es de recibo que yo a cambio le compense de alguna manera.

Este documental, sin querer, ha estado impregnado desde su nacimiento, del mismo espíritu libre, arriesgado y ácrata que tiene la obra de mi padre. Se construyó sin guión. Solo sabíamos que queríamos rendir un homenaje a mi padre en el que además de hablar de sus distintas facetas creativas, se pudiera descubrir que tipo de hombre era. Sabíamos también que queríamos contar con la colaboración de cuantos amigos estuvieran dispuestos a hablar y fuimos dejando que las circunstancias (teníamos que coincidir en tiempo y en lugar, Luis que vive en  valencia, los posibles participantes, que son de todas partes y yo que resido en Zaragoza) nos  indicaran hacía donde dirigir nuestro siguiente paso.

Tampoco sabíamos muy bien que queríamos que nos contaran nuestros participantes porque precisamente, a mí, lo que más me interesaba saber era obviamente, lo que “no sabía”, con lo cual era muy difícil preparar cualquier tipo de pregunta.

…Y luego estaba el placer de oír contar a la gente, así, como en familia, todas las cosas que recordaban. Tampoco ahí había guión. Les dejábamos hablar y  hablar así, sin cortes, enlazando unos recuerdos con otros, saltando de la poesía a la pintura o a los recuerdos personales… Nos juntamos con 30 horas o más de grabaciones…No tenéis ni idea de lo que supone luego trabajar en el montaje con ese material… ¡una locura!

Inmersos en el proyecto, nos dimos cuenta además que necesitábamos acompañar los testimonios con documentos alusivos a lo que se iba contando… Otra locura. Los que hayan estado en la casa de algún artista, entenderán a que me estoy refiriendo. El orden es cero y si hay algún orden es muy difícil descubrir cuál es.

De una forma casi milagrosa, (con mucho trabajo también, ya sabéis: “a Dios rogando pero con el mazo dando”) descubrimos que el mejor camino para contar la historia era poner como telón de fondo las  tres ciudades donde residió, Guadalajara, Palma de Mallorca y Zaragoza,  y situar en cada ciudad los amigos de esa época.

Y por último estaba el título. Desde un principio el documental tenía un nombre que, irremediablemente según nos iban contando cosas, hubo que cambiar. Yo empleé muchas de las horas de los viajes que hicimos, en pensar en un título que por si solo explicara la complejidad del personaje. Cuando topé con el adjetivo “incómodo” ya no hubo manera de deshacerse de él. Hay muchos otros adjetivos con lo que se podría definir a Molina: Vanguardista, divertido, naïf, trabajador, provocador, generoso, maestro, curioso… Genial era el que más me gustaba a mi, pero no estaba segura de mi objetividad. Sin embargo con  “incómodo” no hubo duda. Incómodo por difícil de clasificar, por impertinente, por complejo, por inmenso, por amargo…

Mi única duda fue saber si le iba a parecer bien a mi madre (no está la mujer para que le den disgustos) Le hablé del título con un poco de miedo, dándole muchos rodeos e intentando justificarlo… y para mi sorpresa, le encantó y opinó exactamente igual que yo, me dijo que le iba como anillo al dedo.

Poco más puedo contaros. Que os invito a que os acerquéis el domingo a Alagón y disfrutéis con la proyección. Los que le conocieron para recordar y los que no tuvisteis ese placer, para descubrir a un creador que vale la pena conocer.

Ester Fernández Echeverría

Centro Cívico Antonio Fernández Molina

C/ Damas, 8-10 de Alagón

Domingo 21, 18:30 h.

Presentación del documental AFMolina un poeta incómodo en Borradores

El documental sobre la vida de Antonio Fernández Molina: AFM Molina, un poeta incómodo se presentó en el programa de Aragón Televisión Borradores. Al plató se acercó su hija Ester Fernández, una de las autores del documental, junto con Luis Vidal.  Ver a partir del minuto 18’.

Los trenes salvajes, nuevo poemario de Raúl Herrero con prólogo de Antonio Fernández Molina

Los trenes salvajes, nuevo poemario de Raúl Herrero con prólogo de Antonio Fernández Molina

 

El nuevo poemario de Raúl Herrero se presentará en el marco del pub Rock Moog Zaragoza , donde tiene previsto iniciarse, en un futuro próximo, una serie de actividades culturales de tipo multidisciplinar donde tendrá cabida la música, la fotografía, el cine, la literatura y las artes plásticas.

 

El nuevo poemario de Raúl Herrero cuenta con prólogo del desaparecido poeta y pintor Antonio Fernández Molina y dibujos de Isabel Fernández Echeverría.  En portada figura un collage realizado por Juan Francisco Nevado.

Tras la presentación del volumen, que realizará María José Benedí, seguirá una audición de hora y media creada en especial por el autor para la ocasión con música relacionada con los temas del libro. Durante sesión se escuchará música de  The Beatles, Thelonious Monk, Pink Floyd, Kroke, Bod Dylan, Robert Johnson, Frank Sinatra, Burt Bacharach, etc.

El poemario “Los trenes salvajes” incluye poemas dedicados a Paul McCartney y Thelonious Monk, entre otras referencias musicales, por tanto se tendrá especial atención a temas relacionados con tales contenidos, así como a canciones relativas a los trenes.

La audición, preparada por el autor de “Los trenes salvajes” , no será una mera sucesión de temas sino que el autor mezclará elementos de origen dispar.

 

Hora: 20:30 h.

Lugar: Rock  Moog  Zaragoza

Espacio de arte lamulamug

 C/ Santa Isabe l, local 2

50003  Zaragoza.

Al lado de la plaza del justicia en el Casco Histórico

 

La artista plástica Irina Kuznetsova realizará una ambientación especial de la sala acorde con los temas del libro que van desde Gómez de la Serna, a la psicodelia, pasando por Dalí, el cabalista Abulafia, el jazz,  Jack the ripper, Christina Ricci, Béla Lugosi, Lily Monster, la patafísica, el movimiento pánico, Fernando Arrabal,  Ingmar Bergman,  etc.

A todos los asistentes se les agasajará con un cóctel de bienvenida.

Así mismo a los miembros de la prensa que se aproximen al lugar a partir de de las 20:00 horas el autor responderá gustoso a las preguntas que tengan a bien realizarle hasta el comienzo de la presentación.

Al final del acto el autor firmará ejemplares de su obra.

 

 

 

Poemas inéditos de Antonio Fernández Molina en la revista "El perro blanco"

Poemas inéditos de Antonio Fernández Molina en la revista "El perro blanco"

Como siempre sucede, de un modo misterioso y casi sin sentirlo, ha visto la luz del día el  nº1 de la revista  "El perro blanco". Este ente que la editorial publica en colaboración  con el Colectivo de Librepensadores y Patafísicos Antístenes puede también descargarse  gratuitamente en pdf.

Lar revista trimestral "El perro blanco" nº 1 incluye:
En portada un "Dibullage" de Daniel Madrid.
El sumario de la revista nos sorprende con:
-Tres poemas inéditos de Antonio Fernández Molina
-El artículo "Xavier Grau tras las barricadas misteriosas" por Alejandro J. Ratia
-Tres poemas de Juana J. Marín
-Comunicado de Fernando Arrabal
En las páginas dedicada a las artes plásticas
-Tres óleos de Isabel F. Echeverría
-En la sección de Poesía dirigida por José Antonio Conde:
Poemas de Alfredo Saldaña
-En la sección dirigida por Alicia Silvestre (Voces de Brasilia I)
Poemas de Angélica Torres
-Poema de Martín Marcos
-En la sección de Filosofía de Antonio Muñoz el artículo
"El Mundo acabado"

La revista puede descargarse gratuitamente en pdf desde la página de la editorial "Libros  del Innombrable"(ww
w.librosdelinnombrable.com) en la sección noticias. O desde el  siguiente enlace: http://www.librosdelinnombrable.com/upload/El_perro_blanco_nº1.pdf


Si algún fetichista o persona ansiosa desea la revista en papel se puede adquirir en la página de la editorial en la sección de novedades.

Inauguración de la Exposición permante en Alagón de obras de Antonio Fernández Molina

Inauguración de la Exposición permante en Alagón de obras de Antonio Fernández Molina

 

El próximo día 1 de octubre de 2009, jueves, se inaugurará en el Centro Cívico Antonio Fernández Molina de Alagón (Zaragoza, C/ Damas) la exposición permanente que dicho centro alberga del escritor y pintor.

La inauguración tendrá lugar a las 20:30 horas.

Un saludo a todos y esperamos vuestra visita

A F Molina, pintor (Texto del Catálogo de la exposición

A F Molina, pintor (Texto del Catálogo de la exposición

“La belleza consiste en transformar el mundo/ sin demasiado esfuerzo”, los versos se incluyen en El cuello cercenado (1955), que es el título, más bien lorquiano, de un espléndido libro de poemas de Antonio Fernández Molina (1927-2005). El primero de estos versos se ha citado en ocasiones como divisa estética del autor, pero el segundo (“sin demasiado esfuerzo”) parece concluyente; por un lado sugiere una vaga reclamación del pisoteado derecho a la pereza (que un artista tan prolífico como A. F. Molina debió ejercer poco), por otro, evoca un conocido aviso, “el poeta trabaja”, que, según cuenta André Breton (“Manifiesto del surrealismo”, 1924) colocaba Saint Paul Roux en la puerta de su casa cuando se disponía a dormir. Estos referentes no están tan alejados, el Diccionario abreviado del surrealismo (1938), de André Breton y Paul Eluard incluye la voz “pereza” junto a una significativa cita de El derecho a la pereza, de Paul Lafargue, “¡Oh, Pereza, ten piedad de nuestra perpetua miseria! Oh Pereza, madre de las artes y de las nobles virtudes, sé el bálsamo de las angustias humanas”. A medida que avanzaba el siglo quedó claro que la ironía no era sólo uno de los escasos modos de resistencia que le quedaban al arte, sino también una herramienta utilizada con gran finura por las vanguardias, especialmente desde el pensamiento surrealista, en cuyos ámbitos, dilatados e influyentes a lo largo del siglo XX, deberíamos situar a Antonio Fernández Molina. “Cuello cercenado” es también el final de un inquietante relato corto, “El truco”, en el que se constata que lo previsible puede, dramática e inexorablemente, cumplirse; un prestidigitador promete, en su número circense, decapitar a un niño, lo hace y obtiene una ovación del público.

 

Suele calificarse a nuestro artista como pintor-poeta (una condición que podríamos vincular también al surrealismo); en realidad es mucho más que eso este hombre-orquesta que escribió poesía, novela, cuento, teatro, guiones de cine, crítica literaria, textos sobre arte, en muchas ocasiones en libros ilustrados por él mismo, pintó cuadros espléndidos, dejó fascinantes “dibujos de poeta” (como él mismo los llamaba), fundó revistas como Doña Endrina y garantizó la pervivencia de otras como Papeles de Son Armadans, fundada y dirigida por Camilo José Cela y de la que A. F. Molina parece ser, a partir de 1964, un verdadero factotum, y escribió en tantas otras que la lista sería interminable. En fin, la persona y la obra de nuestro artista parecen representar, con fidelidad absoluta, la vocación multidisciplinar de las vanguardias. El método de uno de sus libros, Picasso, escritor (la coma es importante, como en el título del presente trabajo), pero planteado al revés, podríaser útil para aproximarse al mundo de Fernández Molina, en el que la plástica y la palabra aparecen íntimamente unidas y complementadas; “pienso que aprendí a escribir leyendo a Becquer y a pintar, mediante la visión de Lorca”; podría haber sido perfectamente al revés, porque hay mucho que aprender de los sueños de humo que dibujó Gustavo Adolfo Becquer (“mientras fumo, la cabellera de una mujer se descuelga desde el techo hasta el suelo”, escribe Fernández Molina en “El huevo de oro”, un microrrelato pintable, como casi todos los suyos). La relación entre palabra y plástica es un argumento central en la pintura de Fernández Molina, que se sitúa en el vértice de la relación entre pintura y escritura, como Michaux (cuya influencia ha confesado en alguna ocasión), Solana (un prosista de realismo aparente y equívoco cuyas negras visiones no parece compartir nuestro artista) o Dalí, al que F. Molina considera, con razón, un excelente escritor. El argumento es de largo alcance e incluye también a quienes (han sido muchos) escribieron pensando en las artes plásticas.

 

La crítica parece considerar a Antonio Fernández Molina como un escritor que pinta, puede que sea porque su escritura es anterior y ha sido, sin duda, mucho más visible que su plástica. Es igual, tiene mucho sentido exponer y mirar la obra plástica de Fernández Molina, de la que un día, sin duda no muy lejano, mereceremos un catálogo razonado y completo, aunque sea recomendable mirarla sin perder de vista su obra literaria que, de modo recíproco, no debería leerse sin tener en cuenta su pintura.

En un libro de 1953 (El estilo del siglo XX), algo deudor, creo, de Ismos, publicado en 1931 por Ramón Gómez de la Serna, Juan Eduardo Cirlot (que se ha referido a las pinturas de Fernández Molina de forma elogiosa en más de una ocasión) habla de la pintura del siglo pasado como, antes que nada, procedimiento analítico, inscribible en un pensamiento concreto y alejado de la visión panorámica, de un intento de discurso total; “una intención que no ‘resulta de’, sino que ‘se dirige hacia’ determinadas finalidades rigurosamente especiales, con desprecio absoluto de lo demás” (Cirlot, 1953, 138), lo cual, por cierto, no implica que las obras de arte no puedan leerse en clave de generalidad; la visión de Cirlot da sentido al fragmento, al gesto, al detalle, a la mirada focalizada, a la mezcla entre imágenes artísticas y las procedentes de la cultura de masas que tanto fascinó a Ramón y a nuestros escritores (Cirlot y Fernández Molina) como elementos de un estilo colectivo. A día de hoy, el libro resulta interesante y paradójico en la medida en que parece revelar la imposibilidad del estilo.

 

Hay muchos estilos en F. Molina, que es un artista del tiempo de la inclasificabilidad y de la hibridación, que practicó a conciencia. Es posible que todo esto sea más visible en una exposición que se ha organizado por temas, anteponiendo la morfología (tan del gusto de Cirlot) a los aspectos cronológicos. Siempre conviene enfrentar formas y significados, un poco al modo del memorable (discúlpeseme la redundancia) Mnemosyne, de Aby Warburg, entonces se ve claro que Roy Lichtenstein no iba nada descaminado; “los prototipos clásicos y los nuestros sólo se diferencian en nuestra perspectiva crítica. Me he interesado por los clichés modernos, he intentado mostrar el valor mitológico, es decir, el clasicismo del perrito caliente” (Duque, 2001, 140).

 

La trayectoria artística de F. Molina, y su plástica, pertenecen a la cultura de la resistencia (en el sentido que Jordi Gracia ha dado al término), como el postismo, al que el escritor llegó casi al final, como el grupo Pórtico, como Dau al Set, que tuvieron como telón de fondo un surrealismo que había acabado, pero del que aún podían aprovecharse algunas cosas, como el grupo COBRA, o como Guy Debord, tan atento a las enseñanzas de Breton. Las memorias de F. Molina (2003), decididamente discretas, apuntan todo un conjunto de afinidades electivas que señalan esa cultura de la resistencia, Arshile Gorki (cuya influencia se nota en las mejores pinturas abstractas de F. Molina), Fernando Pessoa, de quien el pintor-poeta debió tomar la costumbre de los heterónimos, Miguel Labordeta, que desapareció demasiado pronto, y cuya amistad marca todo el libro. El arte, de Joan Miró a Yves Klein, pasando por los textos acerados de Antonio Saura, asume un papel fundamental en esas memorias.

 

La obra de Fernández Molina muestra que, como dijera Andy Warhol, un pintor puede ser abstracto y figurativo. Las pinturas abstractas de F. Molina dejan ver la influencia de Arshile Gorki, que, a su vez, revela unos puntos de partida cubistas; aunque no son ajenos a Paul Klee y Joan Miró, las dos grandes referencias de la renovación de posguerra y, en ocasiones, ceden a la tentación del primitivismo, lo cual hace pensar en Mathias Goeritz (su presencia es crucial en la posguerra española), en el grupo Pórtico y, por supuesto, en la Escuela de Altamira, donde se reflexionó sobre el arte abstracto a propósito de la pintura prehistórica que, a su vez, se caracterizo como “una figura y una abstracción”, todo un argumento que, en el fondo no está tan lejos de los planteamiento de Paul Klee; tiene mucho sentido esa mirada a la prehistoria como alternativa tanto a un academicismo asfixiante (aún no habían empezado a cuajar las estrategias de renovación del régimen) como a la vanguardia perdida. Es una abstracción que, andando el tiempo, se hará más orgánica, y tiene que ver con Michaux y con formas parecidas a las de Gordillo. Es interesante apuntar que la abstracción de F. Molina se desmarcaba de aquellas formas que interesaban a Luis González Robles cuando solicitaba a Antonio Saura cuadros “muy grandes, muy negros y muy españoles”, como los que solían pintar los componentes del grupo El Paso, lujosamente homenajeado en Papeles de son Armadans antes de que F. Molina fuera secretario de la revista. Aún así, la adscripción, por parte de Juan Eduardo Cirlot, de la pintura de F. Molina al informalismo (en el sentido más amplio del término) tiene mucho sentido.

 

“Nuestro ‘realismo mágico’ desarticuló el tremendismo”, la afirmación es de 1982, se refiere a la poesía y el posesivo alude a una de las dos generaciones poéticas que surgieron en España en torno a los años 50 y 51, una alrededor de Claudio Rodríguez y la otra “la del postismo”, cuya característica principal era, dice F. Molina, su interés por las artes plásticas. Más efectivo e inquietante que el tremendismo, el realismo mágico es un modo de surrealismo que quedó aparentemente arrumbado por el informalismo, pero que enlaza, otro modo de resistencia, con la pintura narrativa de los años ochenta; lo hace vagamente, a pesar de su paso, en los setenta, por la galería Juana Mordó y su presencia en ARCO, la espina dorsal del nuevo sistema artístico, F. Molina no podía ser objeto del culto a la eterna juventud que se adueñó de España en los años ochenta, además, su pintura tenía presentes las manifestaciones más carnavalescas de Goya, aunque se envolvieran en color, lo que da un sentido algo equívoco a una pintura que suele conservar una pulsión trágica.

 

“Las formas poseen así, contrariamente a las cosas, un sentido múltiple” (Einstein, 1929, 57), Carl Einstein se refería a Braque, pero la fórmula podría aplicarse a nuestro pintor poeta. El mundo simbólico de las pinturas de F. Molina, de las figurativas, que son mayoría abrumadora, es de una gran complejidad, algunos de sus cuadros son microrrelatos, un género que que el escritor F. Molina practicó con éxito notable, pero hay algunas constantes; los peces parecen una verdadera obsesión; fuera del agua como evidente constatación de surrealista mundo al revés (el artista ha explicado su obsesión infantil por sacar unos peces de una pecera), en las pinturas más surrealistas de Benjamín Palencia, los peces en la arena señalaban el tiempo eterno de la naturaleza, la gran escultora. El pez posee una alta simbología, más allá de su vinculación al agua, aparte de su condición de signo del primer cristianismo. Juan Eduardo Cirlot (Diccionario de símbolos) explica que el pez se presenta como un “movimiento penetrante”, lo que posee unas connotaciones eróticas; recuerda que los peces poseen un rol sagrado en algunas culturas y, por fin, les atribuye una naturaleza doble; pájaro de zonas inferiores y símbolo de la relación entre el cielo y la tierra, deben serlo estos peces que se recortan sobre un cielo extraordinariamente azul, descansan sobre una cabeza humana e incluso parecen convertirse en personas, como los personajes inquietantes de H. P. Lovecraft.

 

Una pintura que tiene el surrealismo como referencia, aunque algunas obsesiones del movimiento de Breton estén ocultas, como lo erótico; puede que F. Molina hubiera suscrito unas significativas palabras de Cirlot sobre el movimiento; “Agradezco al surrealismo todo cuanto nos ha dado, pero me siento a cierta distancia de sus posiciones en muchos aspectos. Quiero tener cada día más lejos de mí el culto al erotismo, aún en sus posiciones más sublimes” (Jaguer, 1996, 33).

 

Las escenas de F. Molina suelen suceder en núcleos urbanos pequeños, como sus ciudades inventadas, Cejunta o Gamud, en las que no es difícil encontrar vestigios de una realidad distorsionada, aunque, más que de ciudades, deberíamos hablar de retazos soñados, de fragmentos que niegan, como hacía Max Ernst, aunque por otros medios, la visión de la ciudad moderna, racional. A veces es difícil saber si el espacio es interior o exterior, como en las composiciones de Boccioni, aunque a diferencia del futurismo el tiempo sea aquí lento, ceremonial y, más que de espacio, debamos hablar de vacío, como en el teatro de Alfred Jarry, un escenario indefinido en el que, a veces, las personas flotan.

 

Algunos elementos se repiten, como si pudieran reunirse en una gran historia hecha de microrrelatos. Las torres, las cabezas-luna, las caras de perfil, en un extremo del cuadro, como dentro y fuera, sugiriendo el lugar (tanconfuso en la pintura contemporánea) del espectador; los coches en los que, lo ha hecho notar Carlos Edmundo de Ory, nunca viajan más de tres personas. Las formas dan lugar a otras sin solución de continuidad, una pierna que se prolonga en brazo, una mujer-torre (atención a las mujerescasa de Luis Bourgeois), o una mujer-animal que, seguramente, son la representación plástica de un calambur o forman parte de una narración.

 

La pintura de Antonio Fernández Molina posee un marcado valor de modernidad y una estrecha relación con la escritura; es sólo una parte de una obra total en la que cada fragmento apela decididamente a los demás; urge situarla en ese universo apasionante.

 

Julián Díaz Sánchez

Universidad de Castilla-La Mancha