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"La Parva", una buenísima cosecha teatral Teatro breve de Antonio Fernández Molina por JOAQUIN OLLERO

"La Parva", una buenísima cosecha teatral Teatro breve de Antonio Fernández Molina por JOAQUIN OLLERO

LA ADAPTACIÓN del originalísimo "Todos los días son espléndidos", teatro breve de Antonio Fernández Molina, ha encontrado en la compañía "La Parva", de Zaragoza, un grupo de jóvenes actores admiradores de la expresión poética del autor y decididos a embarcarse en su nave procelosa.
Los textos provienen del rico patrimonio narrativo del autor, uno de los prosistas más significativos de la segunda mitad de este siglo. Podemos considerarlo sin ambages como teatro del absurdo aunque llegan de la renombrada tradición española del entremés, por lo que el juego verbal está servido. Difícilmente se encontrará un escritor en que vayan unidos el más radical sentido lúdico con la insoslayable crítica de la civilización inherente al teatro del absurdo. El haberlo comprendido así es el gran mérito de los actores "Parvesianos".
La dirección de Fernando Soriano, uno de los mejores enseñantes de teatro de Zaragoza, les ha dado la contención necesaria para expre¬sar con fidelidad un texto delicadamente bello. Asimismo aporta el lenguaje gestual necesario para dar a la obra insólita de Fernández Molina su dimensión teatral. Si exceptuamos el preludio y epilogo representados por todos los actores y que no aporta nada a la técnica del teatro de escuela, lo cierto es que en cuanto se pone en marcha el movimiento narrativo de los entre meses todo adquiere la frescura y el encanto de un teatro postclásico realizado con indudable valor poético.
La "parvesidad" con la que resuelve las escenas logra aunar ideas opuestas, como son la ingeniosidad y la acidez. Aunque se trata de una creación colectiva sin grandes personajes, debe realizarse la caracterización del loro por Esther Armero, y el trabajo de voz de Raquel Agudo en su "Mujer de la ventana" se trata de todas formas de una compañía en la que hay no hay disonancias y en la que se da una buena compenetración escénica. Siendo obvia la escasez de recursos escénicos, la inclusión de un mural-collage es un acierto que nos ubica en el espíritu del autor.
En conjunto dentro de su simplicidad dramática, "Todos los días son espléndidos" supone un teatro de esparcimiento en el que el gran protagonista es el idioma. Es una preciosa oportunidad para jóvenes actores que provienen del mundo poético con el antecedente de cuidados recitales en lo que se ha desplegado nuestra poesía clásica y contemporánea.
Para su director, Fernando Soriano, un triunfo que le permite comparar su trabajo con el de las mejores producciones de teatro breve de nuestro país.
Esperemos ver a "La Parva" en una legítima programación de fin de semana bien merecida por su saber hacer y su saber hablar.

Joaquín 0llero

[Artículo publicado en el diario Nueva Alcarria el viernes 7 de agosto de 1998]

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