Himno apasionado para acompañar las obras de José María Valtueña
“Las ventanas del corazón se asoman,
desde los acantilados, a las aguas del océano”
ANDRÉS RUBIO
“En la biblioteca había varias ediciones
de las obras completas de Julio Verne”
ROBERTO GOA
INTRODUCCIÓN
Trabaja, como para completar el libro de páginas infinitas de la luna, José María Valtueña.
Expresa aspectos múltiples del laberinto de la realidad.
Los detalles del rostro del laberinto son cual fragmentos de la partitura épico-lírica-metafísica de un poema con alas invisibles, ojos en el corazón y raíces penetradoras.
Cual si raspara en obras maestras de los gigantes y aparecieran formas, líneas, colores de otra edad, de otro tiempo, de otra dimensión que nos engloba por el pasado y el porvenir.
¡Fragmentos de las guardas de tomos sueltos de las obras completas del Creador!
¡Cuando José María Valtueña baja las escaleras del pozo, sus ocupaciones, sus colores, proceden del rubor de las preocupaciones de la realidad!
Rubor del membrillo, rubor del saltamontes, rubor de la veleta y de la teja, de la ocarina del guardabosques, del ornitorrinco y la madreperla, de la opulencia y la extravagancia, del alegato del frío, del ganado lanar, de la empanada, del valle elevado, de la montaña sumergida…
PARÉNTESIS
Jamás impasible, nunca le detuvo lo imposible.
Malabarista cauteloso, pacifista, inconformista, loco por realizar excursiones en los aledaños de las barriadas protegidas por hadas de rostro emborronado a las puertas salpicadas de los huertos dormidos.
Velos, veloces veleros inmóviles en hábiles días festivos de goteras celestes.
J. M. V.
REPORTAJE
Enmendar la plana a los planos de los planes intelectuales.
¡Tempestades como fiestas, tempestades como crestas!
El testimonio de los colores en las praderas, en las piedras.
¿Quién dijo que los genios tienen nombre conocido –nombre y apellidos–, que los ingenios llevan en la testa el sarampión del conocimiento, que el orden es un desorden y viceversa, que el verso no ha de tener rima como los de J. M. V.,
o los de V - J. M.,
o de Julio Verne de las almohadas,
Julio Mari Valtueña
o José Mi Verne
en el viaje de Julio Verne Valtueña, alrededor de su cerebro como a través de los vericuetos del átomo de un átomo?
Por suerte, las rimas de sus versos son las cerraduras de las puertas del edificio que alberga.
¿El mundo está compuesto
de pequeños pedruscos,
de lunas cual sardinas
de regueros y ruinas,
de rumiantes felices,
de narices audaces,
de cauces, de colinas,
cocinas, dormitorios,
desvanes responsables
de la nada y el todo?
¿Por qué Verne Valtueña
pone puntos y comas
y camas y asteriscos
a las hambres del hombre
a las canas del hambre
a las casas de alambre
y a la tipografía de
las percepciones más profundas?
Verne Valtueña da forma plástica (¿y contemporánea escolástica?)
a laberintos borgianos.
Murales Verne-Valtueña-Borges.
Alfombras Voladoras Verne-Valtueña-Borges.
Propuestas de proyectos de vitrales para catedrales en construcción.
Planes y planos para la construcción de aldeas construidas en las guerras más últimas.
Cuadros y esculturas con temperatura humana inmutable.
Murales reversibles, extensibles, resumibles.
Bocetos de pañuelos para el País de los Gigantes.
¡Juegos, juegos, juegos! El mundo se hizo jugando.
De pronto nos sorprende la magia. Extrae un naipe de lujo de la manga.
Lujo y austeridad de justas e ilusiones.
Letras de canciones ultrasensibles.
Pamelas y toldos contra el ardor de los grandes veranos terrestres.
Evidencias de blanco de cera y dulce de miel.
Mosaicos de museos alegres y alegóricos.
Billetes de expertos jóvenes para viajar al territorio de los Grandes transparentes.
Mantos de fiesta de Viudas de reyes.
Runas solares.
Telones de boca para el insólito espectáculo.
Banderas-cometas en el dorso de “la Cocina de los Ángeles”, de Murillo.
Alegatos contra la funesta decadencia del orden.
Ante la resignación, audacia con gracia.
Pétalos de la inmensa flor del Paraíso.
Cimas de fuerza del espíritu.
Temas de lírica publicidad apasionada irónica.
Tablas de liberación frente a la nada.
MUSEO CRUDO PARA VALTUEÑA
El azar deja de serlo, cuando habla.
Ante el sin sentido, la insistencia para cuidar a los vegetales y a los minerales de los múltiples y únicos sentidos.
Con la apariencia inanimada y muda se construyen jardines agrícolas y fachadas de ciudades mágicas.
La nieve se quitó los guantes blancos y aparecieron las huellas dactilares de lo maravilloso.
¿Testimonios de sueños habidos en el claustro materno?
¡Qué risa ante las rentables consecuencias del arte de vanguardia!
Aunque se quisiera llevarle por el buen camino, no conseguiría desviarle del mejor…
ANTONIO FERNÁNDEZ MOLINA
2002
© Herederos de Antonio Fernández Molina
© de la fotografía que acompaña al texto, Valtueña.
[Agradecemos al artista Valtueña, al que se ve en la fotografía superior junto a Antonio Fernández Molina, que nos haya remitido este texto para reproducirlo en el blog. Según nos refiere el propio artista: "TEXTO ESCRITO A SU AMIGO PINTOR JOSÉ Mª BLASCO VALTUEÑA PARA EL LIBRO-CATÁLOGO [dios’a], PUBLICADO CON MOTIVO DE SU EXPOSICIÓN EN ZARAGOZA EN EL AÑO 2004. (Que yo sepa, no ha aparecido publicado en ningún otro sitio)".]
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